Entró en la tienda, como lo hacia todo, con miedo. Una amable señora mayor atendió su petición. Abel explico a la viejecita su falta de éxito en todas las cosas: amor, dinero, salud, familia...
Enciende velas blancas, para limpiar de malas vibraciones de tu casa. La respuesta parecía razonable, para quien pensaba que nada mas podía ir peor.
Aquella noche Abel, colocó varias velas blancas. Ultimamente las cosas no le iban demasiado bien, y la señora tan amable de la tienda de las cartas, le explicó todo el ritual.
A medida que encendía las velas, y estas iluminaban, desconectaba el interruptor y dejaba las puertas abiertas.
La oscura casa se iba convirtiendo en una especie de senda que guiaba hasta su habitación.
Abel estaba satisfecho de su cometido, compró la idea de que el destino, el amor y la fortuna se pueden cambiar; si la luz te guía.
Pleno de orgullo, se observó ante del espejo, quizás por última vez.
El viento soplaba con fuerza, como si con su sabia longevidad quisiera apagar toda luz. Abel se apresuró en bloquear todo acceso, en mantener la llama, en asegurar el fuerte.
La luz de las velas parecían un camino, todo empezaba a tener sentido...
Pero la senda de luces, era un camino para alguien mas, mostraba con inequívoca exactitud, la ruta hacia el cuello de Abel.
Como la mirilla del francotirador, la luz es el objetivo para la oscuridad.
Y ella, sabia negra, sabe aguardar, saber esperar a la presa...
Se reveló, la luz de las velas ya no iluminaban, se derretía a toda velocidad la cera, ante el hedor de lo no vivo, y Abel supo que no estaba solo.
Un frío intenso recorrió su cuerpo, que inmóvil, no podria dejar evidencia de su existencia.
Desesperado exclamó:
Se de tu engaño, he caído en tu red.
Como si apelar a la bestia asegurase un mejor final...
Abel asume su final como asumió su vida, con miedo. comprende lo que escondía la bondad de la única persona que se mostró amable.
Abel se siente aperitivo, comida, y ninguna luz al final del túnel, calmará su alma, las sombras negras son ciegas, y las luces blancas muestran el camino, el objetivo, la oferta.
Abel ya nunca mas os tendrá miedo sobre los peligros de la noche, sobre los monstruos ciegos que necesitan tu guía, tu vela, tu luz, para llegar a ti,
Pero recuerda, la amable señora de la tienda seguirá aconsejando poner luces blancas para cambiar tu vida.