... Si lees una línea más, te lo advierto, tu mente enfermará.
“¡Vaya libro!”
Eran las cuatro de la madrugada y Rafa no conciliaba el sueño. Se encontraba en la cama, de lado, con el brazo dormido por la postura y leía un libro que había comprado de segunda mano en la feria. Comenzaba la historia con un hombre leyendo en la cama. Pronto se vio reflejado en el protagonista.
... Si te levantas y vas a la cocina encontrarás un cadáver en el suelo.
Jacques se levanta con sonrisa de niño valiente y, ya en la cocina, no observa ningún cadáver decorándola. Se ríe y vuelve a la cama para seguir leyendo.
“¡Vaya! Yo si que no voy a la cocina” -piensa Rafa ante el miedo infantil que le invadía.
…Supongo que no habrás visto ningún cadáver, pero, te lo aseguro, está allí.
Jacques oye un portazo en la cocina. Esta vez, algo inquieto, se dirige de nuevo hacia ella.
“¿Qué pasa?”-se pregunta Rafa asustado.
Se ha ido la luz.
“¡En qué momento! ¡Y soy de los pocos que tiene el contador en la cocina!”
A tientas, sale al pasillo y, como es habitual en estos estados, oye crujir todos los muebles de la casa. Por fin llega y ocurre algo inesperado. Escucha un portazo.
¡Joder! -exclama asustado.
Levanta el interruptor y se ilumina de nuevo la casa. Todo en orden.
“¡En fin! Este miedo absurdo me lo quito ahora mismo leyendo el libro”
Rafa tenía por norma hacer aquellas cosas que le daban miedo para que, éste, desapareciese.
…En la cocina sigue sin aparecer ningún cadáver. Jacques sonríe de nuevo, pero se tensa de espanto cuando una voz le susurra: “Mira a tu derecha.” Respira aliviado al no ver nada y, ya en la cama, no apaga la luz. Piensa que ha sido una alucinación. De pronto la cama tiembla.
Le sugiero lector, que no mire debajo de su cama.
“¡Joder! ¿Seré tonto? Cuanto más leo más me acojono.
... Supongo que no ha encontrado nada pero están ahí y pronto lo sabrá. Continuemos con Jacques que, al fin y al cabo, es lo que le va a pasar a usted.
Ante el movimiento de la cama, Jacques permanece inmóvil y bloqueado. El sudor va en aumento cuando ve como salen debajo de su cama manos sangrientas. Agarran las sábanas y las arrastran. Jacques quiere gritar pero no puede. Las manos le cojen por el cuello y un hombre sin ojos aparece en su habitación. Mientras le ahoga, le dice: “Atento al teléfono.”
Jacques despierta empapado en sudor. Grita de liberación al ser consciente de que era un sueño. Está sonando el teléfono. Se levanta algo más relajado.
-¿Diga?
-Mira a tu derecha
El hombre sin ojos le corta la cabeza.
“¡Vaya! Por fin termina este relato”
Ya son las cinco y media y, Rafa trabaja a las seis. Coje la toalla y se dirige a la ducha. Suena el teléfono.
-¿Diga?
-Mira a tu derecha.