- Mírame
- No
- Mírame
- No quiero
- Tienes que mirarme
Poco a poco fui levantando la mirada, dirigiéndola a sus ojos, esos ojos que conocía a la perfección, pero había algo diferente en ellos, carecían del calor y la confianza que había encontrado en ellos en tantas ocasiones, pude ver como se humedecían cayendo una lágrima por su mejilla, mientras mantenía un rictus serio e inmutable, en ese instante me invadió un terrible pánico, se me encogió el estómago, erizándoseme la piel, y supe que la próxima frase que pronunciase acabaría con mi apacible vida.
Un asesino que quisiera clavarme un puñal en el pecho, hubiese bastado una fuerza en sentido contrario igual o superior para detenerlo, pero el efecto devastador que iba a ocasionar su sentencia, no existía fuerza suficiente en el universo para detenerlo.
Nada tenía que ver este miedo que me paralizaba con lo que sentía en mi niñez cuando bajo los efectos de las sugestión tras ver una película de terror ya acostado me escondía entre las sábanas temblando, pensando que estás me protegerían, o el que surge cuando caminas a solas por una calle oscura y la imaginación te juega una mala pasada al creer ver una sombra escondida en la penumbra y cualquier sonido te altera, esto era mucho más real, presente, un miedo tangible, del que es imposible huir, cómo fuego que te abrasa y no puedes apagar.
Me invadió un súbito deseo de desaparecer y transportarme a cualquier otro lugar salvo donde me encontraba, que la tierra me tragase, que me desvaneciese, una insoportable sensación se hacía más intensa por momentos, viéndome como una barca que se dirige a una catarata conociendo su inevitable final sin poder hacer nada para evitarlo. Sabía que mi mundo construido día a día, hora a hora, con esfuerzo y dedicación cual palacio levantado a lo largo de mucho tiempo iba a ser arrasado por un tsunami en un abrir y cerrar de ojos arrancándolo de sus cimientos, así como iba a arrancar el alma de mis entrañas y precipitarme a un vacío en el que mi existencia perdería todo su sentido. Condenándome a una supervivencia llena de páginas en blanco en mi biografía y perdiendo todo nexo con mi anterior devenir.
Tras un lapso de tiempo que se me hizo eterno, y cuya duración no podría estimar, pude escuchar cómo salía de su boca entre sus temblorosos labios un hilo de voz, que apenas identificaba con su timbre, pareciéndome proveniente de ultratumba y pronunciando la sentencia que daría al traste con todo…
- Ya no te quiero