Cuando te cuentan sucesos paranormales, siempre te queda la duda ¿Cómo reaccionaría yo al presenciar esto?, porque uno de lejos puede sentirse un valiente personaje de cuento, más siempre está la duda y la expectación ¿algún día corroborare como voy a actuar ante una situación por el estilo?, ¿hoy será el día en que me pasé algo digno de reacción?, como bien se sabe estos sucesos no se buscan, ellos nos encuentran a nosotros, sin pedirlo ni preguntarlo, siempre pasa de ese modo, es como parte de las instrucciones que justifican que sucedan.
Lo que me ocurrió a continuación sigue sin explicación alguna; me encontraba en una fiesta donde conocí a él, Él, éste sujeto cuasiforme de personalidad, que aprovechándose de la lastima y compasión que inspiraba su psique, robaba la energía y vibra de las personas, pero no lo notabas, poco se sabía de Él, más siempre estaba desde que le conocí desde el minuto 1 presente en todas las reuniones posteriores, un día por amabilidad y cortesía se ofreció a acercarme a casa, ese día empezaba el otoño, el clima antes benigno, ahora tenía un viento glacial, y particularmente se empezó a notar más espeso conforme nos acercábamos a la casa, como si de la nada apareciere una señora entre la neblina se abría paso hacia nosotros, al principio pensé, debe ser alguna vecina, más conforme su presencia se hacía más visible y próxima note que tenía un ligero parecido a Él, al pasar cerca de nosotros volteó a vernos en particular a mi acompañante y gruño, nos pareció extraño, por si fuera poco al mismo tiempo un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando note que los pies de esa señora no tocaban el suelo, creo que la falda era tan larga pensé que le tapaban, pero no, Él también lo notó, decidimos no tomarlo en cuenta y nos despedimos. Pasaron unos días y Él vino a casa (ya nos habíamos hecho amigos), al abrir la puerta la señora de la vez anterior se encontraba hablando con Él en la entrada, lo primero que hice fue ver a sus pies, debía corroborar si tenia o no pies, si flotaba, efectivamente flotaba y el parecido físico que había encontrado ahora se hacia evidente, conforme me acercaba a ellos, sentía como la neblina de la calle iba adentrándose en el portal de la casa, e incluso les empezaba a cubrir, para culminar en una nube de murmullos en los que no se distinguía genero por la voz que se escuchaba, finalmente un golpe seco a la puerta disipo la duda, el silencio se hizo, la neblina había huido, Él no sé encontraba más, la señora sin embargo que aún se encontraba ahí sonrió y dijo por fin me libre de él, mientras se limpiaba el hilito de sangre que le salía de la boca, ella seguía flotando, en ese momento recordé mentalmente: “y aquí tu suceso paranomal”, atinando a decir solo: ¡Buen provecho!.